martes, 29 de enero de 2013

El camino es lo que importa.

Entre un sabor dulce y amargo pasan los días con esta soledad que en ocasiones disfruto y otras tantas aborrezco con la esperanza de llegar al destino marcado, buscando ser feliz en el trayecto.
Pero que difícil es ser feliz y disfrutar todo lo que se nos da en el día a día, que difícil es poder apreciar cada uno de los momento que tenemos, ya que casi siempre mantenemos la vista al frente en busca de la meta trazada, o simplemente distraídos en la cotidianidad de nuestra vida.
Es tan difícil poder observar y detenerte 5 minutos para observar lo que acontece a nuestro alrededor, es tanta la prisa por llegar a nuestro destino que cuando menos  lo vemos ese destino ha llegado, y lo peor de todo es que no era exactamente lo que habíamos planeado, dejamos perder “n” cantidad de oportunidades que se nos atravesaron en el camino que pudieron ser mejor del destino que nos trazamos.
Siempre estamos tan preocupados por conseguir un resultado que cuando alcanzamos alguno no nos damos cuenta o simplemente nos frustramos por no ser el deseado, perdiendo de vista todo lo recorrido para llegar a el.
Lo que importa no es el destino, si no el camino para llegar a el.

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